Información basíca sobre la COVID-19

28 de marzo de 2023 | Preguntas y respuestas

La OMS sigue de cerca y responde constantemente a esta pandemia. Esta página de preguntas y respuestas se actualizará a medida que se obtengan más conocimientos sobre la COVID-19 y su propagación, así como sobre la manera en que está afectando a las personas en todo el mundo. Para más información, sírvase consultar periódicamente las páginas de la OMS sobre coronavirus. https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019.

La COVID-19 es la enfermedad causada por un coronavirus denominado SARS-CoV-2. La OMS tuvo conocimiento por primera vez de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, tras la notificación de un conglomerado de casos de la llamada neumonía viral, ocurridos en Wuhan (República Popular China).

Los síntomas más comunes de la COVID-19 son los siguientes:

  • fiebre 
  • escalofríos
  • dolor de garganta.

Otros síntomas que son menos comunes y pueden afectar a algunos pacientes incluyen:

  • dolor muscular
  • fatiga o cansancio intensos
  • secreción nasal intensa o nariz tapada, o estornudos
  • dolor de cabeza
  • dolor ocular
  • mareo
  • tos nueva y persistente
  • opresión o dolor en el pecho
  • dificultad respiratoria
  • voz ronca
  • brazos y/o piernas pesados
  • entumecimiento u hormigueo
  • náuseas, vómitos, dolor abdominal/dolor de vientre o diarrea
  • pérdida del apetito
  • pérdida o cambio del gusto y/o el olfato
  • dificultad para respirar.

Los síntomas de la enfermedad grave de COVID-19 que requieren atención médica inmediata incluyen:

  • dificultad para respirar, especialmente en reposo, o imposibilidad de hablar con frases completas
  • confusión
  • somnolencia o pérdida del conocimiento
  • dolor o presión persistentes en el pecho
  • piel fría o húmeda, o pálida o azulada
  • pérdida del habla o la movilidad.

De ser posible, llame inmediatamente a su dispensador de atención de salud, de modo que lo pueda derivar al dispensario apropiado.

Las personas que tienen problemas de salud preexistentes corren un mayor riesgo cuando contraen la COVID-19; si su estado es preocupante deben buscar asistencia médica temprana. Entre estas personas se incluyen, aunque no exclusivamente, las que toman medicamentos inmunodepresores; las que tienen trastornos cardíacos, pulmonares, hepáticos o reumatológicos crónicos; y las personas con VIH, diabetes, cáncer o demencia.

A medida que disminuyen las tasas de pruebas se vuelve más difícil saber cuántas personas tienen COVID-19 y no buscan ningún tratamiento. Al comienzo de la pandemia se pensaba que el 15% de las personas se enfermaban gravemente y requerían tratamiento hospitalario y oxígeno. Las estimaciones más recientes sugieren que se requiere hospitalización en aproximadamente el 3% de los casos de COVID-19. Esto se debe en parte a la inmunización, en parte a las mutaciones del virus (especialmente las variantes de ómicron) y en parte a la disponibilidad de tratamientos médicos específicos.

La mayoría de las personas se recuperan por completo sin necesidad de tratamiento hospitalario. En lo que respecta a las personas con COVID-19 que corren un alto riesgo de enfermarse gravemente (véase la pregunta a continuación), la OMS ha formulado recomendaciones sobre tratamientos farmacológicos eficaces para mejorar los resultados y evitar las hospitalizaciones.

Además, es importante permanecer vigilantes para reconocer a las personas con enfermedad grave y a las que necesitan tratamiento hospitalario, a fin de tratarlas sin dilación. Las consecuencias de la COVID-19 grave incluyen muerte, insuficiencia respiratoria, síndrome séptico, tromboembolismo (trombosis) e insuficiencia multiorgánica, incluidas las lesiones en el corazón, el hígado o los riñones.

En raras ocasiones, los niños pueden desarrollar un síndrome inflamatorio grave unas semanas después de la infección.

Las personas de 60 años o más y las personas no vacunadas corren mayor riesgo de sufrir enfermedad grave, al igual que aquellas con problemas médicos subyacentes, por ejemplo hipertensión, diabetes, otros trastornos de salud crónicos (entre ellos los que afectan al corazón, los pulmones, los riñones y el cerebro), baja función inmunitaria/inmunodepresión (en particular por el VIH), obesidad y cáncer.

Sin embargo, cualquier persona de cualquier edad puede contraer la COVID-19 y enfermarse gravemente o morir.

Algunas personas que han tenido COVID-19, independientemente de que hayan necesitado hospitalización o no, siguen experimentando síntomas tales como fatiga y síntomas respiratorios y neurológicos. Estos efectos a largo plazo se denominan afección pos-COVID-19 (o COVID-19 prolongada). Para saber más sobre la COVID prolongada, sírvase consultar la información relativa a la afección posterior a la COVID-19 y las preguntas y respuestas.

Usted puede protegerse y proteger a los demás contra la COVID-19 adoptando medidas de prevención, por ejemplo, mantener distanciamiento, usar una mascarilla en espacios muy concurridos y mal ventilados, observar una buena higiene de las manos, tomar precauciones al toser y estornudar (cubrirse la boca y la nariz con la cara interna del codo o un pañuelo desechable), vacunarse y mantenerse al día con las dosis de refuerzo.

Consulte las recomendaciones de su lugar de residencia y de trabajo.

Para más información, sírvase leer nuestra página de orientaciones para el público.

Toda persona con síntomas tales como la aparición de fiebre alta y tos debería hacerse una prueba, siempre que sea posible, para asegurarse de recibir la atención clínica adecuada. Las personas que no tienen síntomas pero han tenido contacto estrecho con alguien que está infectado, o que podría estarlo, también podrían considerar la posibilidad de realizar la prueba. Sírvase consultar y seguir las directrices de salud locales. 

Mientras una persona espera los resultados de la prueba es conveniente que utilice una mascarilla cuando interactúe con otras personas, dentro o fuera de su hogar, o comparta espacios con ellas. Cuando la capacidad para realizar pruebas sea limitada se priorizará a las personas con mayor riesgo de infección, por ejemplo, el personal de salud y quienes corren mayor riesgo de enfermedad grave, entre ellos las personas mayores, especialmente las que viven en residencias de ancianos o centros de atención crónica.

Las personas con signos y síntomas indicativos de COVID-19, o aquellas cuyas prueban arrojen resultados positivos para el virus, deberían usar una mascarilla cuando interactúen con otras personas dentro o fuera de su hogar o compartan espacios con ellas.

Hay dos tipos principales de pruebas que pueden confirmar si está infectado con el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19. Las pruebas moleculares, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), son las pruebas más precisas para diagnosticar la infección por SARS-CoV-2. Las pruebas moleculares detectan el virus en la muestra mediante la amplificación del material genético viral a niveles detectables. Las pruebas rápidas de antígenos (también llamadas pruebas de diagnóstico rápido o PDR) detectan proteínas virales (conocidas como antígenos). Las PDR son una opción más simple y rápida que las pruebas moleculares y están disponibles para su utilización por operadores capacitados o por la persona objeto de la prueba (a veces llamada prueba autoadministrada). Las pruebas funcionan mejor cuando hay más virus circulando en la comunidad y cuando se toman muestras de una persona en el periodo en que el virus es más infeccioso, generalmente en los primeros 5 a 7 días posteriores a la aparición de los síntomas. Las muestras para ambos tipos de pruebas se recogen de la nariz y/o garganta con un hisopo.

Sírvase obtener más información sobre los tipos de pruebas de COVID-19 disponibles

¿Por qué es importante realizar pruebas de detección del SARS-CoV-2?

Uso de pruebas rápidas de detección de antígenos

Lo que usted necesita saber sobre las pruebas autoadministradas 

Las pruebas de análisis serológico pueden decirnos si alguien ha tenido una infección en el pasado, aun cuando no haya tenido síntomas. También conocidas como pruebas serológicas, estas pruebas permiten detectar los anticuerpos producidos en respuesta a una infección o vacunación. En la mayoría de las personas, los anticuerpos comienzan a desarrollarse después de días o semanas, y pueden indicar si una persona ha tenido una infección en el pasado o ha sido vacunada. Las pruebas de anticuerpos no se pueden usar para diagnosticar la infección por SARS-CoV-2 en las primeras etapas de la infección o enfermedad, pero pueden indicar si alguien ha tenido o no la enfermedad en el pasado. Si usted ha sido vacunado, tenga en cuenta que muchas pruebas serológicas no permitirán determinar si estaba infectado previamente o si ha sido vacunado (o ambas cosas), por lo que en tales circunstancias el resultado de la prueba será positivo en cualquier caso.

Tanto el aislamiento como la cuarentena son métodos para prevenir la propagación de la COVID-19.

La cuarentena se aplica a ciertas personas que son contacto de alguien infectado con el SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19, independientemente de que la persona infectada tenga síntomas o no. La cuarentena supone que la persona permanece separada de las demás porque ha estado expuesta al virus y puede estar infectada; la cuarentena puede tener lugar en una instalación designada o en casa. Con respecto a la COVID-19, esto significa permanecer varios días en la instalación o en casa.

El aislamiento se aplica a personas que tienen síntomas de COVID-19 o cuyas pruebas han arrojado un resultado positivo para el virus. Estar aislado significa estar separado de otras personas, preferentemente en un centro médico donde usted pueda recibir atención clínica. Si el aislamiento en un centro médico no es posible y usted no pertenece a un grupo de alto riesgo de contraer una enfermedad grave, el aislamiento puede tener lugar en el hogar. Si usted tiene síntomas debe permanecer aislado por lo menos 10 días. Si está infectado y no desarrolla síntomas permanecerá aislado durante 5 días a contar del momento en que se confirme el resultado positivo. Usted puede recibir el alta del aislamiento antes, si su prueba rápida de detección de antígenos arroja un resultado negativo. 

Si ha estado expuesto a alguien con COVID-19 puede haberse infectado, aun cuando no presente síntomas.

Después de haber estado expuesto a alguien con COVID-19 haga lo siguiente:

  • Llame a su proveedor de atención de salud para que le haga la prueba de detección, o hágala usted mismo.
  • Si se siente mal permanezca en casa.
  • Use una mascarilla cuando interactúe con otras personas dentro o fuera de su hogar, o cuando comparta espacios con otras personas.
  • Lávese las manos frecuentemente.
  • Tome precauciones al toser y estornudar: cúbrase la boca y la nariz con la cara interna del codo o con un pañuelo de papel
  • Evite lugares muy concurridos o mal ventilados.
  • Vacúnese y manténgase al día con las dosis de refuerzo.

El tiempo medio desde la exposición a la COVID-19 hasta el momento en que comienzan a manifestarse los síntomas es de 5 a 6 días, pero puede variar entre 1 y 14 días. Por este motivo se aconseja a las personas que han estado expuestas al virus, que permanezcan en casa y se mantengan alejadas de los demás, a fin de evitar la propagación del virus.

Sí. Hay varias vacunas contra la COVID-19 validadas para su uso por la OMS (incluidas en la lista de uso en emergencias) y por otros rigurosos organismos nacionales de reglamentación. El primer programa de vacunación masiva se puso en marcha a principios de diciembre de 2020, y el número de dosis vacunales administradas se actualiza aquí periódicamente. Para más información sobre la vacuna contra la COVID-19, sírvase consultar las preguntas y respuestas sobre la vacuna: Enfermedad por el coronavirus (COVID-19): Vacunas (who.int)

  • Si no se encuentra bien, permanezca en casa.
  • Las personas con signos y síntomas indicativos de COVID-19, o aquellas cuyas prueban arrojen resultados positivos para el virus, deberían usar una mascarilla cuando interactúen con otras personas dentro o fuera de su hogar o compartan espacios con ellas. Si tiene dificultad para respirar o dolor o presión en el pecho busque atención médica inmediatamente. Antes, llame a su proveedor de atención de salud o línea directa para que le indiquen cuál es el centro de salud adecuado.
  • Independientemente de su estado de vacunación, hágase la prueba de detección de la COVID-19, en particular si tiene un alto riesgo de contraer enfermad grave;  si así fuera, tal vez reúna los requisitos para recibir tratamientos farmacológicos.
  • Adopte medidas de protección y prevención. Use mascarillas, evite los lugares muy concurridos y mal ventilados, mejore la ventilación en espacios interiores, mantenga la distancia, observe una buena higiene de las manos y tome precauciones al toser y estornudar (cúbrase la boca y la nariz con la cara interna del codo o con un pañuelo desechable), vacúnese y manténgase al día con las dosis de refuerzo. 

Se han logrado progresos enormes en el desarrollo de tratamientos para pacientes con COVID-19. Los tratamientos contra la COVID-19 se deben determinar caso por caso entre el paciente y el profesional de la salud que lo atiende. La elección dependerá de la gravedad de la enfermedad y del riesgo de empeoramiento (en particular, de la edad de la persona y de la concomitancia de algún otro trastorno de salud). La OMS mantiene una lista de tratamientos recomendados, junto con las pruebas científicas pertinentes a cada uno, disponible en https://app.magicapp.org/#/guideline/nBkO1E. Esa lista incluye actualmente:

  • para COVID-19 leve: nirmatrelvir-ritonavir, molnupiravir, remdesivir
  • para COVID-19 grave: corticosteroides (incluida la dexametasona), bloqueadores de los receptores de IL-6 (tocilizumab o sarilumab), baricitinib remdesivir

Además de estos medicamentos, entre los tratamientos más utilizados e importantes a escala mundial se encuentra el oxígeno, para pacientes gravemente enfermos. La OMS dirige las actividades destinadas a mejorar en todo el mundo la capacidad y el acceso a la producción, distribución y suministro de oxígeno a los pacientes.

Sobre los corticosteroides se puede consultar más información específica en el sitio de preguntas y respuestas sobre los corticosteroides, incluida la dexametasona.

Los antibióticos no actúan contra los virus; solo actúan contra infecciones bacterianas. La COVID-19 es causada por un virus y, por lo tanto, los antibióticos no son eficaces. Los antibióticos no deben usarse como medio de prevención ni de tratamiento de la COVID-19.

En los hospitales, los médicos usan antibióticos en ciertas ocasiones para tratar infecciones bacterianas secundarias, que pueden ser una complicación de la COVID-19 en pacientes gravemente enfermos. Los antibióticos solo se deben usar según las indicaciones de un médico, para tratar una infección bacteriana.